Sumidos como estamos en una ola de calor que solo nos dará un respiro de 24 horas, se hace importante vigilar la alimentación. Violeta Ramírez Arroyo, Coordinadora del Grupo de Trabajo de Nutrición y Alimentación de la semFYC, señala, sobre todo, la importancia de lo que bebemos.
“En plena ola de calor, lo más importante, que parece evidente pero que en realidad no lo es tanto, es la hidratación. Cuando hablamos de hidratación, en seguida pensamos en todo tipo de líquidos, desde agua a refrescos o incluso alcohol. Sin embargo, con los refrescos estamos metiendo al cuerpo mucho azúcar, que lo que va a hacer es deshidratarnos más. Exactamente lo mismo que sucede con las bebidas con alcohol, que incrementan los riesgos tanto de deshidratación como de sufrir un golpe de calor. Por eso hay que tener claro que para calmar la sed lo mejor es beber agua”.
La falta de concienciación sobre la importancia de provoque que cada año haya casos de deshidratación y golpes de calor. Sobre todo deben tener cuidado quienes se encuentren entre los grupos más vulnerables: los ancianos, los niños y las mujeres embarazadas.
En el caso de las personas mayores hay que recordar que con los años se produce una disminución de la percepción de la sed además de otras circunstancias como el miedo a la incontinencia de orina, la presencia de enfermedades crónicas, el consumo de medicamentos, o alteraciones cognitivas y de movilidad. Por eso es conveniente ofrecerles pequeñas cantidades de agua pero con bastante frecuencia.
Cocinar y alimentarse a 40 grados
Como alternativas a los fogones, Violeta recuerda que “hay alternativas saludables y de cocina rápida y sana. Es la temporada perfecta para disfrutar de la fruta y la verdura de temporada, mezcladas en ensaladas. Son platos que aportan frescor y pocas calorías”.
Y pone el ejemplo de la ensalada de espinacas baby o rúcula con fresas, cerezas o arándanos, unas semillas de amapola y un poco de vinagre de Módena, aceite y sal. También recomienda las sopas frías, gazpachos y salmorejos elaborados a base de sandía, melón, cereza, remolacha y, por supuesto, tomate. En este sentido, Violeta opina que el verano es un buen momento para introducir en nuestra dieta más cantidad de frutas y verduras e ir acostumbrando a nuestro paladar. En cuanto a las legumbres, también aconseja tomarlas en ensalada en lugar de guisadas.
“Lo recomendable es, sobre todo, evitar utraprocesados, alimentos superfluos a nivel nutricional que alteran nuestras papilas gustativas haciendo que lo saludable carezca de sabor y que además, crean adición”.
Consejos prácticos
- Hacer los platos apetecibles con buenas presentaciones, “ponerlo bonito”.
- Tener la fruta preparada en el frigorífico para que no dé pereza comerla.
- Insistir a los pacientes en que coman mucha fruta, más vegetales y menos proteínas…
- Las frutas han de comerlas lo menos preparadas posible y entera, no en zumo.
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