La prevalencia de la obesidad ha alcanzado niveles pandémicos mundiales, por su crecimiento exponencial en los últimos 50 años. Un problema de salud que se relaciona con un alto riesgo de padecer enfermedades tales como la diabetes mellitus tipo 2, hipertensión o diferentes tipos de cáncer, y para el cual están apareciendo nuevos tratamientos farmacológicos.
“¿Podrán los nuevos fármacos frenar la epidemia de la obesidad y el sobrepeso?” es el título del editorial del número de enero de la revista Atención Primaria, firmado por Francisco Camarelles, presidente del Organismo de Coordinación del Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud PAPPS de la semFYC.
En este texto, se analiza el papel de los fármacos que se usan para tratar este problema y se expone que la intervención para revertirlo es muy compleja, ya que, según explica Camarelles, “la obesidad tiene patogénesis multifactorial, con ambientes obesogénicos (cultura alimentaria, transporte e informatización) y factores genéticos y socioculturales”.
Un tratamiento multidimensional
Camarelles destaca algunos fármacos para la obesidad y el sobrepeso como la combinación bupropión-naltrexona, fentermina-topiramato y el orlistat, a los que se han sumado la liraglutida y la semiglutida, que son agonistas de los receptores de GLP-18. “Estos últimos fármacos están revolucionando el tratamiento de la obesidad por su mayor eficacia y se están convirtiendo en un fenómeno social y médico», apunta el doctor.
Por otro lado, el especialista en Medicina Familiar y Comunitaria afirma que “para completar el nuevo panorama farmacológico, la tirzepatida, un nuevo GLP-1, ha conseguido hasta una pérdida de peso de un 22,5%, lo que puede suponer 25 kg en algunos pacientes”.
Sin embargo, Camarelles subraya que siempre hay que utilizar estos tratamientos “junto con una alimentación saludable, un aumento de la actividad física y una modificación del comportamiento”, aduciendo que “el uso de medicamentos sin tales cambios es generalmente ineficaz”.
Claves para frenar una epidemia mundial
Con el objetivo de responder a la pregunta que formula el editorial, Camarelles pone de manifiesto que para evitar este problema de salud es necesaria una estrategia global que, sostiene, “debe encontrarse en los Parlamentos de los países democráticos”.
Para dicha estrategia, el doctor propone acciones tales como cambios de políticas de Salud Pública que promuevan la alimentación saludable en las escuelas, que protejan a los niños del marketing alimentario dañino, fomenten la actividad física, garanticen un buen sistema de etiquetado alimentario y estimulen una reformulación de la composición de los alimentos.
Asimismo, señala que son necesarios “cambios en las políticas fiscales para promover una alimentación saludable que incentive la elección individual de alimentos con contenido reducido de grasa, azúcar y sal. Además, deberían aplicarse políticas adecuadas que favorecieran la responsabilidad individual (comer sano y movernos más) mediante campañas de promoción de estilos de vida saludables”, sentencia.
El texto concluye que reducir la carga sanitaria de la obesidad requiere enfoques que combinen intervenciones individuales con cambios en el medio ambiente y en la sociedad.
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