Entrevistamos a Cristina Soriano Maldonado, médica de familia en el Centro de Salud de Mutxamel (Alicante), reconocida con una beca Isabel Fernández en 2021, que acaba de presentar su tesis doctoral “Desigualdades por género derivadas de la inercia diagnóstica en dislipemia: un estudio de cohortes de base poblacional”.
¿Cómo surgió la idea de realizar esta tesis?
Siempre he estado muy sensibilizada sobre el tema de la igualdad de género, ya que mi madre es abogada y ha trabajado durante muchos años como agente de igualdad. En este sentido, he tenido siempre muy presente la brecha que existe entre hombres y mujeres en todos los ámbitos.
Al poco tiempo de comenzar la residencia, en 2017, realicé un curso sobre igualdad de oportunidades que organizaba el Instituto de la Mujer del Ministerio de Igualdad, y en ese momento fui consciente de que en el campo de la sanidad se daban muchas desigualdades. Por ello, decidí investigar sobre este tema.
Además, al empezar a trabajar como médico de familia, me di cuenta de que en la consulta muchas veces actuábamos de manera diferente en relación con los factores de riesgo cardiovascular en función de si el paciente era hombre o mujer. En este sentido, le trasladé mis inquietudes a mi directora de tesis, la Dra. Concha Carratalá. Ella en ese momento estaba participando en un grupo de investigación de la Comunidad Valenciana y me comentó que iba a iniciar un proyecto relacionado con los factores de riesgo cardiovascular y las diferencias de género. Así que le solicité poder unirme a este grupo y ahí fue cuando comenzó todo.
¿Cómo ha sido todo el proceso de investigación?
Cuando comencé la tesis tenía un periodo de tres años para finalizarla y, aunque es cierto que realizar cualquier investigación nunca es fácil porque se necesitan muchos recursos materiales y humanos, desde el primer momento recibí un gran apoyo, tanto de la directora como del codirector de tesis y del resto de investigadores e investigadoras.
La base de datos que utilizamos es del estudio ESCARVAL, que incluye una población sana atendida en la Atención Primaria en la Comunidad Valenciana, y con la que nos planteamos tanto objetivos descriptivos como prospectivos.
Uno de los problemas sobrevenidos con los que me topé fue el inicio de la pandemia de la COVID-19, porque todo se paralizó y finalmente tan solo pudimos analizar los objetivos descriptivos, porque los datos que teníamos previstos que nos llegaran el segundo y tercer año de la realización de la tesis doctoral, llegaron más tarde de lo previsto y yo debía defender la tesis en 2022.
¿Cuáles son las conclusiones principales de tu trabajo?
Principalmente hemos observado que la prevalencia de inercia diagnóstica en dislipemia es elevada tanto en hombres como en mujeres, siendo más significativa en mujeres en el ámbito de la Atención Primaria, lo que puede conllevar desigualdades en salud.
Además, hemos visto que existe mayor riesgo de morbimortalidad cardiovascular en mujeres y hombres con inercia diagnóstica en comparación con mujeres y hombres sin inercia diagnóstica, siendo mayor esta asociación en hombres.
En último lugar, quiero comentar que el perfil de paciente con inercia diagnóstica es el de una persona joven, con normopeso, que no tiene antecedentes de tabaquismo, con valores de tensión arterial, colesterol HDL, LDL, colesterol total triglicéridos, alterados o no registrados en la historia clínica y que, además, puede tener o no diagnóstico de hipertensión arterial.
¿Crees que tu tesis va a tener repercusión clínica? Si es así, ¿en qué sentido?
Creo que sí que va a tener repercusión porque considero que los resultados de la tesis refuerzan la necesidad de prestar más atención al riesgo cardiovascular en la población femenina, sobre todo a no pasar por alto los primeros indicios de la enfermedad cardiovascular que, al fin y al cabo, es donde las y los médicos de Atención Primaria podemos y debemos actuar para prevenir futuros eventos cardiovasculares.
En definitiva, los resultados de este trabajo nos pueden ayudar a mejorar la asistencia sanitaria en la práctica clínica en Atención Primaria en materia de prevención cardiovascular.
En términos generales, ¿cómo crees que afecta el género a los diagnósticos que realizan las y los médicos de familia?
Desgraciadamente, creo que afecta más de lo que debería porque socialmente aún tenemos muy presente asociaciones de determinadas enfermedades con un sexo o con otro, y esto puede dificultar el hecho de realizar un diagnóstico precoz.
Por ejemplo, seguimos relacionando la enfermedad cardiovascular con los hombres, algo que indirectamente impacta en las mujeres, porque si no llevamos a cabo un diagnóstico de una enfermedad nunca podremos realizar un seguimiento adecuado y, por tanto, no realizaremos un buen manejo de esta.
En 2021 recibiste una Beca Isabel Fernández por esta tesis doctoral, ¿qué significó para ti y cómo te ayudó en tu carrera profesional?
En un primer momento, significó para mí un gran reconocimiento al esfuerzo que estábamos realizando para llevar a cabo este proyecto.
Además, gracias a esta beca, pudimos realizar una de las publicaciones en una revista internacional, International Journal of Environmental Research and Public Health, que es imprescindible para defender la tesis doctoral bajo la modalidad de tesis por compendio de publicaciones.
Por otro lado, ha sido un impulso para seguir investigando porque desgraciadamente la investigación en Atención Primaria no está tan reconocida como creo que debería.
¿Cómo ves actualmente la situación de la investigación en Medicina Familiar y Comunitaria?
Creo que las y los médicos de Atención Primaria siempre hemos estado en una situación privilegiada para llevar a cabo estudios de investigación, dada la accesibilidad que tenemos a la población y el abordaje que realizamos de patologías muy prevalentes. Sin embargo, actualmente nuestra especialidad es una de las más afectadas por la falta de personal, lo que se traduce en una sobrecarga asistencial, que no nos deja tiempo para desarrollar proyectos de investigación durante la jornada laboral, pese a que conocemos la importancia de esta.
¿Y, en general, qué visión tienes de la especialidad en estos momentos?
Es destacable que la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria es la que registra actualmente más renuncias en el MIR y pienso que principalmente esto se debe a las malas condiciones laborales. Por ello, es imprescindible que se nos facilite tiempo para la investigación, ya que junto con la asistencia y la docencia son las funciones principales de los profesionales de Atención Primaria.
Necesitamos más recursos tanto humanos como materiales para “salvar” este nivel asistencial.
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