Dos han sido las ponencias que han tratado la relación, desde muy diferentes puntos de vista, del consumo de sustancias con el sexo. Por un lado, «Chemsex, una realidad silenciada», que ha versado sobre esta práctica que consiste en el uso intencionado de drogas para mantener relaciones sexuales, entre hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (GBHSH).
La médica de familia Ruth Olmos Espinosa, experta en drogodependencias y alcoholismo, ha explicado que el chemsex tiene su elemento clave en “el tiempo, porque cuanto mayor es, hay mayor exposición a diversos riesgos o daños”. Es habitual la combinación de drogas como GHB, Metanfetamina (Tina), Mefedrona, Ketamina, Cocaína, Poppers.
Por otro lado, Olmos ha resaltado la dificultad que supone hacer estudios de prevalencia sobre esta práctica, ya que suele realizarse en lugares privados, como casas que se alquilan durante dos o tres días con este objetivo. También ha señalado que el perfil de este paciente es varón, con una media de edad de poco más de 40 años, con estudios superiores y trabajadores en activo (57%), que realiza policonsumo y que ha presentado alguna ETS en el último año. Otro datos sorprendente es que el 56% de quienes lo practican presenta un diagnóstico positivo de VIH.
La utilización de la vía intravenosa para consumir drogas como en su forma cristalina es una practica minoritaria, pero cada vez más habitual que, además, está siendo utilizada en imágenes de paginas porno.
Qué hacer en consulta de AP
En primer lugar, los médicos y médicas debemos tener en cuenta que “las necesidades de salud de este colectivo no están relacionadas solamente con la salud sexual. La combinación de estigma, marginación, el estrés de las minorías y el afrontamiento desadaptativo (incluido el uso de drogas) contribuyen a la participación en entornos de riesgo”, ha afirmado la doctora Olmos.
Los usuarios pueden acceder al sistema a través de los Centros de Atención Primaria. En este caso es importante que se realice una entrevista sobre drogas y sexualidad (evitando juicios de valor), ya que puede ser para muchos usuarios la primera oportunidad para valorar la posible existencia de un problema.
Sumisión química
“Se estima que 1 de cada 4 víctimas de violencia sexual está bajo los efectos de la sumisión química. Sin embargo, es un problema difícil de detectar, porque ellas habitualmente no vienen a la consulta”, apunta Alicia Díaz, médico de familia y experta en violencia de género.
Este viernes, en el Congreso de la semFYC, Díaz ha presentado datos e información como estos en la ponencia “Ell@s no recuerdan… a ti no se te puede pasar: sumisión química”, en la que además se ha expuesto un caso clínico que se ha ido resolviendo entre los asistentes, para así repasar los distintos pasos a seguir hasta derivar a la paciente o al paciente al hospital.
Un ambiente favorecedor en consulta
“Como médicos de familia, lo importante es sospechar de un caso de estas características, y para ello hay que preguntar y realizar una correcta anamnesis dirigida; ya que son pacientes que llegan a la consulta con las ideas deslavazadas, que muchas veces temen ser juzgadas, sienten culpa y vergüenza, así que hay que favorecer un ambiente cálido para que se puedan expresar adecuadamente”, subraya Alicia Díaz.
Esta médica de familia también explica que el perfil de mujeres afectadas por esta lacra es el de españolas o latinas, que usualmente tienen entre 20 y 50 años, aunque también impacta en mujeres más mayores.
Por otro lado, en los casos de sumisión química para efectuar robos, el perfil de personas afectadas es más variopinto.
Falta de protocolos
Díaz alerta de que, aunque el gobierno requiere que se elaboren protocolos de sumisión química, de las 17 Comunidades Autónomas, solo 7 tienen uno en Atención Primaria. En este sentido, detalla que “muchos médicos de familia creen que esta es una problemática que se da en otros niveles asistenciales y no en AP”.
La médica de familia sostiene que “es un problema de violencia de género y es importante que el Congreso de la semFYC lo visibilice” y sentencia que “si la Atención Primaria no se sube a este carro pronto, seguirá siendo noticia en los medios y las redes sociales”.
Además, la semFYC ha planteado diversas mejoras a los Ministerios de Sanidad y de Justicia, como la necesidad de homogeneizar protocolos y de implantarlos en todo el territorio; establecer de forma clara la coordinación entre AP y AH, sobre todo en el ámbito rural; tener un código de registro que actualmente no existe y priorizar la validez de la muestra, recogida en el ámbito sanitario sin esperar a denuncia.
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